Cristianismo

Cristianismo en Venezuela en Venezuela

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Concepto de Cristianismo

Una definición de Cristianismo podría ser la siguiente: Religión cristiana, es decir, aquella que afirma basarse en la doctrina, preceptos e ideas difundidas por Jesucristo. Para la Historia de las ideas, el origen del cristianismo es más complejo, pero indudablemente se nutrió de amplios movimientos mesiánicos iniciados en el siglo I de nuestro calendario

Otra definición de Cristianismo podría ser la siguiente: Religión fundada y basada en el reconocimiento de la llegada de Jesús de Nazaret, el Mesías, el hijo de Dios hecho hombre, anunciado en el Antiguo Testamento. Jesús la estableció en Judea y sus apóstoles se encargaron de difundirla por todo el mundo, llevando sus enseñanzas, como lo muestran en los Evangelios, los hechos de los Apóstoles y la Epístolas.

Cristianismo en Venezuela

Recorrido histórico por la evangelización y desarrollo del cristianismo y de las estructuras de la Iglesia católica en Venezuela.

Evangelización
Entre 1496 y 1498 dio comienzo la incorporación de los habitantes de Venezuela al cristianismo. Américo Vespucio, al referirse a la provincia de Paria, visitada en su primera navegación, hizo constar que «en todas partes pusimos muchas pilas bautismales en que espontáneamente recibieron el santo bautismo muchísimas personas que después de bautizadas se llamaban en su lengua caraibi, esto es, varones de gran sabiduría».

El 6-VIII-1498 Cristóbal Colón, en su tercer viaje, se entrevista con los indígenas venezolanos recibiendo «ambas partes gran pena porque no se entendían». El almirante, en su carta a los Reyes Católicos, narra el modo empleado para tomar posesión de lo descubierto: «… en todas las tierras adonde los navíos de vuestras Altezas van, y en todo cabo, mando plantar una alta cruz». Y esto mismo fueron haciendo las distintas expediciones que durante los primeros tiempos recorrieron las costas venezolanas, tales como las de Alonso de Ojeda, Vicente Yáñez Pinzón, Diego de Lepe, Cristóbal Guerra y Rodrigo de Bastidas.

El establecimiento de la Iglesia en Venezuela, íntimamente vinculado con su colonización, comenzó en tres direcciones: la del Orinoco con un primer siglo de fracasos; la de Cumaná, por el oriente, y la de Coro y el Tocuyo, por occidente. Otras dos corrientes, principalmente pobladora la primera y misionera la segunda, penetraron procedentes de Colombia: una por los Andes hasta Mérida y Trujillo; la otra por los llanos del río Casanare y el Meta hasta el Orinoco.

Iglesia de San Gabriel (s.XVIII). Venezuela. Falcón. Coro.
El descubrimiento de las zonas perlíferas en Cubagua dio lugar al asentamiento de la primera comunidad cristiana en Venezuela, pero también a que se produjese una situación injusta respecto a los indígenas, a quienes se sometió al trabajo forzoso de extraerlas. Y así se dieron dos hechos simultáneos y contrarios: manifestaciones esclavistas exigiendo mano de obra gratuita y creación de misiones, con prohibición de permanecer en ellas seglares, para evitar sus desmanes. Tales experiencias evangelizadoras tuvieron lugar en las vecinas costas de Cumaná y Chirivichi. En contraste con esta Iglesia marcadamente misionera y regular, el núcleo occidental presentará unas características más diocesanas y seculares.

Ambas corrientes cristiano-colonizadoras confluyeron en el centro, cuando el mestizo Francisco Fajardo fundó el Hato de San Francisco (1559) y ocho años después Diego de Losada dio por asentada la ciudad de Caracas, la cual asumiría el papel principal de la Iglesia en Venezuela durante más de dos siglos. Arrebató a Coro la sede del gobierno en 1578 y la episcopal en 1636; poseyó Colegio Seminario desde 1592; Universidad desde 1721 y Real Audiencia desde 1786.

Juan de Ampués recibió de la Audiencia dominicana el encargo de fundar una ciudad-refugio que sirviera a la mutua comprensión de blancos e indígenas. Éste es el origen de la ciudad de Coro una vez que el cacique Manaure consintió ser feudatario del monarca español. Carlos V consiguió de Clemente VII la erección en diócesis, siendo su primer obispo Rodrigo de Bastidas; antes el padre Montesinos había tratado de mantener a raya a los comerciantes alemanes Ehinger y Welser, a quienes el emperador había concedido la colonización de Venezuela. Debido a la intranquilidad de la recién instituida diócesis, Rodrigo de Bastidas empuñó a veces las armas y no siempre con fines lícitos.

El dominico Pedro de Ágreda, nombrado tercer obispo de Coro el 27-VI-1561, convocó el primer sínodo venezolano con la asistencia de dos curas, dos dominicos, dos franciscanos y un sacristán mayor. El segundo sínodo tuvo lugar bajo el obispado de D. Antonio de Alzeaga, franciscano, séptimo obispo de Venezuela con sede en Coro, fallecido el 13-V-1610.

El 17-VIII-1611 es nombrado octavo obispo el dominico Juan Bohorques, que intentó, contra la voluntad del cabildo de Coro, trasladar la sede a Caracas, donde frecuentemente habían residido algunos de sus antecesores y él mismo. Gonzalo de Angulo, noveno obispo, aplicó a la diócesis las decisiones del Concilio Provincial de Santo Domingo, a cuya metrópoli pertenecía la diócesis venezolana. En 1634 fue nombrado Juan López de Agurto para regentar la Iglesia venezolana; logró el traslado de Coro a Caracas en 1637. Felipe IV de España reconoció el hecho y mandó eregir la catedral en la nueva sede. A fines de 1687 y siendo decimocuarto obispo Diego de Baños y Sotomayor tuvo lugar el tercer sínodo venezolano, que tuvo la máxima importancia y trascendencia para la Iglesia venezolana por sus disposiciones, que han venido rigiéndola hasta nuestros días; se apoya en el Concilio de Trento, el provincial de Santo Domingo y el tercero de Lima.

La expansión misionera en Venezuela fue llevada a cabo por las órdenes mendicantes, principalmente franciscanos y capuchinos. La Real Cédula de 1662 reconoce la labor realizada por estos últimos y consolida su apostolado con el reconocimiento oficial de sus cinco zonas de evangelización: Llanos de Caracas, desde la desembocadura del Tuy hasta el lago de Maracaibo; Alto Orinoco Río Negro; Guayana, en el extremo oriental de la actual Venezuela; isla Trinidad; y por último Maracaibo. En 1730 el territorio del Alto Orinoco fue repartido entre las órdenes capuchina, franciscana y jesuita. En la segunda mitad del s. XVIII los dominicos regentaban 18 pueblos en Barinas y Río Chico, los franciscanos observantes 80 pueblos en Barcelona y Guayana, los capuchinos 108 en Los Llanos de Caracas, 43 en Cumaná, 34 en Caroní, 26 en Maracaibo y 19 en el Alto Orinoco; los jesuitas 6 en los llanos del río Meta y el Orinoco.

Las relaciones entre la Iglesia y el Estado
Estuvieron regidas en Venezuela durante el periodo colonial, como en toda Hispanoamérica, por el sistema de Patronato con sus matices vicarialistas en el s. XVII y regalistas en el XVIII. La crisis de la Independencia creó tensiones entre la Santa Sede y el naciente gobierno autónomo. En 1818 el documento papal legitimista Etsi longissimo, que atacaba las ansias emancipadoras en Hispanoamérica, fue mal recibido en el país y considerado como fruto de los manejos de la corte de Madrid con la Santa Sede.

Desde 1821 a 1823 los obispos Lasso de la Vega en Mérida y Coll y Prat en Caracas se empeñan en hacer ver a Roma la necesidad de ir reconociendo una situación cada vez más irreversible. El primero de ellos, gracias a sus relaciones personales con Simón Bolívar, parece ser que contribuyó a un acercamiento diplomático entre Pío VII y éste.

En sus primeros actos oficiales, Venezuela tomó una actitud ortodoxa en el problema de la supervivencia o caducidad del Real Patronato, declarando la necesidad de lograr de Roma, a través de un concordato, la continuidad de los privilegios concedidos a los reyes de España y que habían caducado con el cambio de régimen. Luego, sin embargo, se impuso en el Congreso de Bogotá la tesis de ser el Patronato inherente a la soberanía del Estado.

La Constitución de 1830 no reconoce explícitamente la religión católica como propia del Estado; pero, en cambio, declara vigente el derecho de Patronato. En 1834 se promulga la ley de libertad de cultos y a su amparo entran en el país los primeros grupos protestantes. Por haber objetado algunos puntos de la Constitución lesivos a los derechos de un pueblo totalmente católico, fue expulsado el arzobispo de Caracas, Ramón Ignacio Méndez, y. por solidarizarse con él fueron asimismo desterrados los demás obispos, que regresaron al cabo de más de año y medio. Basándose en la ley de Patronato, el gobierno suprimió los diezmos, y monseñor Méndez volvió a protestar, siendo expulsado definitivamente. Estas dificultades políticas, sumadas al estado de relajamiento de costumbres y abandono espiritual durante los años de la emancipación, y a la escasez creciente de sacerdotes, fueron acentuando una crisis religiosa que ha requerido largos años para ser superada.

En 1870 el arzobispo Silvestre Guevara y Lira fue expulsado bajo el pretexto de haber querido diferir para días más pacíficos el Tedéum en la catedral decretado por el gobierno para celebrar el triunfo militar que dio el poder a Antonio Guzmán Blanco. El conflicto duró seis años. Monseñor Guevara, a insinuación del papa y por el bien de los fieles, renunció a la mitra. Durante ese tiempo el absolutismo de Guzmán Blanco alcanzó extremos insospechados, llegando a pretender la creación de una Iglesia nacional cismática. Destituyó, encarceló y expulsó a los sacerdotes fieles a su prelado. Suprimió los cursos de ciencias eclesiásticas del seminario y los puso bajo la jurisdicción de la universidad, que enseñaba doctrinas condenadas por la Iglesia. Clausuró todos los conventos de monjas y se apoderó de sus bienes, decretó la extinción de todos los seminarios, promulgó la ley del matrimonio civil y expulsó a monseñor Juan H. Boset, obispo de Mérida.

Del periodo totalitario de Guzmán puede decirse que provienen los mayores males religiosos que padeció, hasta mediados del s. XX, la Iglesia en Venezuela. Los seminarios suprimidos no se restablecieron hasta bien entrado el s. XX, haciendo casi imposible la preparación del clero nacional. Al ir disminuyendo el número de sacerdotes, las parroquias fueron desamparándose y los fieles olvidaron en la práctica las obligaciones religiosas, prescindiendo incluso en gran escala del matrimonio religioso. El país padeció el influjo del liberalismo semirracionalista heredero de los viejos resabios jansenistas, galicanos y regalistas. Pudo, sin embargo, salvarse el rescoldo de la fe católica del pueblo. De ella surgió una intelectualidad que logró terminar con el anacrónico Patronato, gracias a la firma del Concordato de 6-III-1964 por el cual el Estado garantiza el libre ejercicio de la religión católica, considerada la Iglesia como persona jurídica de carácter público; respecto al nombramiento de obispos, la Santa Sede comunica al gobierno el nombre del candidato y, en caso de reparos de tipo político, el Vaticano nombra a otro.

Organización
La representación vaticana ante Venezuela tiene carácter de nunciatura desde 1925. La Iglesia en este país comprende en 1973 cinco provincias, una prelatura y cuatro vicariatos. La archidiócesis de Caracas tiene como sufragáneas las sedes de Valencia, Maracay, Calabozo, Los Teques, La Guaira y San Carlos. A la sede metropolitana de Ciudad Bolívar le son sufragáneas las diócesis de Cumaná, Barcelona, Margarita y Maturín. La archidiócesis de Mérida tiene por sufragáneas las diócesis de San Cristóbal, Trujillo y Barinas. La provincia de Maracaibo incluye las diócesis de Coro y Cabimas. Por último, Barquisimeto tiene dos sufragáneas: Guanare y San Felipe.

La prelatura nullius tiene su sede en San Fernando de Apure y es sufragánea de Caracas. Los vicariatos apostólicos son: Caroní, Machiques, Puerto Ayacucho y Tucupita. Estas circunscripciones eclesiásticas ocupan aproximadamente la tercera parte del territorio nacional, pero su población no pasa del 2,1 % y corresponden en su mayor parte a la zona que puede llamarse despoblada y menos desarrollada. Los límites de las diócesis no coinciden siempre con los de los Estados.

Existe un Seminario Mayor y Menor Interdiocesano en Caracas, un Archidiocesano y Menor Interdiocesano en Mérida, un Mayor y Menor en Barquisimeto y San Cristóbal y Diocesanos Menores en Calabozo, Ciudad Bolívar, Coro, Cumaná, Guanare, Maracaibo y Valencia. Las órdenes y congregaciones religiosas de varones son las siguientes: agustinos, benedictinos, capuchinos, claretianos, dominicos, eudistas, PP. franceses, jesuitas, pasionistas, paúles, redentoristas, salesianos, hermanos de la Salle, maristas y hermanos de San Juan de Dios. Las dificultades legales suscitaron en varios celosos sacerdotes la creación de congregaciones religiosas femeninas y así nacieron en Venezuela las hermanitas de los Pobres, franciscanas, siervas del Santísimo Sacramento, lourdistas, agustinas, dominicas y carmelitas.

Situación actual
Para la formación religiosa se cuenta con la oficina catequética y los cursillos de cristiandad; para la acción misionera con las Obras Misionales Pontificias. La Comisión Católica Venezolana de Emigración cumple los fines propuestos por Pío XII.

Para la coordinación del apostolado seglar existe la Junta Nacional de Acción Católica Venezolana. El Apostolado de la Oración y la Unión Archidiocesana de Cofradías del Santísimo Sacramento son grupos de espiritualidad, entre otros. Existen movimientos especializados como la Unión de Hombres Católicos, Unión de Damas de Acción Católica y Legión de María. También hay Movimíentos de Juventud, así como Acción Católica, y otras asociaciones de fieles. La acción caritativa y social cuenta con las Escuelas de Fe y Alegría, la Obra de Protección al Niño y la Sociedad de San Vicente de Paúl; así como las sociedades benéficas: Divino Redentor e Industriales del Mercado; y otras varias iniciativas privadas o asociadas. En el plano intelectual está la Universidad Católica «Andrés Bello», el Centro de Cultura Fílmica, y otras agrupaciones o entidades culturales, de prensa, etc.

El protestantismo en Venezuela
La primera secta que llegó parece ser la Canadian Brethren, establecida en 1896 y que actualmente cuenta con 4.500 miembros. En 1906 se estableció la Evangelical Alliance Mission con 7.312 afiliados en los últimos años. Los adventistas, con 3.400 miembros, actúan desde 1914. Otras ramas son Orinoco River Mission, luteranos y Assemblies of God. Las fuentes dan una cifra superior a los 40.000 protestantes en Venezuela.

Autor: Cambó

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